En esta entrada del blog veremos lo que sucede físicamente cuando respiras. Por lo tanto, veremos la inhalación (inhalación) y la exhalación (exhalación). Además, veremos cómo POWERbreathe IMT puede ayudarte a fortalecer los músculos que usas para respirar, y por qué es beneficioso hacerlo.

¿Qué pasa cuando respiras?

Mientras lees esto, intenta concentrarte en tu respiración, ya que eso te ayudará a conectar tus músculos respiratorios y “sentirlos” trabajar.

La inhalación – ¿Qué pasa cuando inspiras?

A medida que inspiras o tomas aire, el diafragma se tensa, se contrae y se mueve hacia abajo. Esto permite que el espacio en tu cavidad torácica aumente, proporcionando el espacio extra necesario para que tus pulmones se expandan. Puedes sentir esto mientras inspiras profundamente. Los músculos entre las costillas, los intercostales, también juegan un papel aquí, ya que ayudan a ampliar la cavidad torácica. Esto lo hacen contrayéndose mientras inhalas, estirando la caja torácica hacia arriba y hacia afuera. Piensa en cómo respira un bebé. O incluso una mascota. No están agobiados por el estrés de la vida y por eso no han olvidado cómo respirar. Fíjate en cómo su abdomen se expande y se relaja. No son conscientes de que su barriga sobresale, sólo están respirando como la naturaleza pretende.

En el momento en que tus pulmones se expanden, están aspirando aire a través de tu nariz o boca, haciéndolo bajar por la tráquea hasta los pulmones. Luego pasa a través de los tubos bronquiales hasta que finalmente llega y entra en los alvéolos, o sacos de aire.

Intercambio de gases

Las paredes de estos sacos de aire son muy delgadas, y el oxígeno del aire pasa a través de ellos hacia los vasos sanguíneos, o capilares, que hay alrededor. Aquí, la hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos, ayuda a mover el oxígeno desde los sacos de aire a la sangre. Cuando esto sucede, el gas de desecho de dióxido de carbono pasa de los capilares a los sacos de aire. Este gas de desecho ha viajado desde el lado derecho del corazón a través de la arteria pulmonar en el torrente sanguíneo.

Mediante una red de capilares, la sangre de los pulmones, que ahora es rica en oxígeno, es transportada a la vena pulmonar, la cual lleva la sangre al lado izquierdo del corazón, el que a su vez la bombea al resto del cuerpo. Ahora el oxígeno de la sangre pasa de los vasos sanguíneos a los tejidos circundantes.

La exhalación – ¿Qué pasa cuando espiras?

Al exhalar, el diafragma hace lo contrario de lo que hace al inhalar, y se relaja, subiendo a la cavidad torácica. Lo mismo aplica a los músculos intercostales, que también se relajan, reduciendo el espacio en la cavidad torácica. Puedes sentir esto ahora si inspiras y luego espiras.

A medida que espiras y el espacio en tu cavidad torácica se reduce, el aire rico en dióxido de carbono es forzado a salir de tus pulmones, de la tráquea y finalmente de tu nariz o boca. Esto no requiere ningún esfuerzo por parte de tu cuerpo a menos que sufras una enfermedad pulmonar o problemas respiratorios, o que estés en medio de una actividad muy física, como el entrenamiento deportivo. Cuando te ejercitas, tus músculos abdominales se contraen. Esto tensa y empuja el diafragma contra los pulmones más de lo habitual, expulsando rápidamente el aire de los pulmones.